Tuvo que actuar como la «madre» de John Lennon

Cher narra en sus memorias el bochornoso momento que la hizo pasar cuando visitaron la mansión Playboy

La cantante de Believe era muy amiga de Hugh Hefner, por lo que accedió a la petición de la leyenda de los Beatles, John Lennon, y su amigo Harry Nilsson, de llevarlos a la mansión del magnate para una de sus reuniones informales de los domingos por la noche, pero se sintió avergonzada por las payasadas de sus amigos “borrachos”.

En un extracto de Cher: The Memoir, Part One publicado por entregas en el periódico Daily Mail, escribió: “Un domingo por la noche, al entrar en un restaurante italiano de Los Angeles, me encontré con John Lennon y su amigo Harry Nilsson y me preguntaron si podía llevarlos a la casa de Hugh Hefner para ver una película. John se muere por ver la Mansión Playboy, suplicó Harry”.

“Hef organizaba fiestas todo el tiempo, muchas de las cuales se hicieron famosas por ser orgías de borrachos con algunas de las Playmates, pero sus noches de cine de los domingos eran eventos tranquilos e informales para que los amigos disfrutaran de cócteles y cenas antes de ver un nuevo estreno”.

“No tenía nada más que hacer esa noche de 1974, así que acepté llevarlos a casa de Hef y me di cuenta demasiado tarde de que estaban más borrachos de lo que pensaba”.

“Había unas 50 personas allí y justo cuando la película estaba a punto de comenzar, los dos pusieron acentos ingleses aristocráticos y comenzaron a corear ‘¡Hef! ¡Hef! ¡Hef!’. Solo con los acentos sonaba como ‘¡Huff! ¡Huff! ¡Huff!’’“.

“Mortificada, me di cuenta de que Hef estaba empezando a enfadarse”.

“¡Déjen de hacer eso!’, les dije. ‘Vengan conmigo’. Fue como si yo me convirtiera en su madre y ellos fueran dos chicos de 14 años”.

SE DESNUDARON
Cher, que ahora tiene 78 años, llevó a sus amigos al jardín antes de dejarlos brevemente para tomar algo, y los dos cantantes no tardaron en sorprenderla aún más.

Continuó: “Los senté dentro de la Gruta, que era como una enorme cueva en la que se adentraba un extremo de la piscina, fui a buscar algo para beber y cuando regresé estaban en medio de la Gruta desnudos, pero todavía en el agua, gracias a Dios“.

“Les dije:‘Chicos, por favor no salgan’. Intenté no reírme, pero me resultó imposible no hacerlo mientras amenazaban con deambular desnudos por la mansión. Me llevó mucho tiempo conseguir que se pusieran la ropa de nuevo. Era como arrear borrachos”.